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Keep calm and carry on 

Sala La Fragua, Tabacalera, Madrid. 22 abril – 16 junio 2016.

Comisaria: Nerea Ubieto.

Exposición colectiva. Artistas: Nadamásmate, Javier Cruz, Javier Pérez, Guilherme Peters, Dalila Gonçalves,  Andrea Canepa, Javier Núñez Gasco, Javier Chozas, Óscar Santillán, Verónica Vicente. 

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Todos somos invisibles. Hoy en día vivimos una segunda revolución individualista en la que como apunta Lipovetsky, «el ideal moderno de subordinación de lo individual a las reglas racionales colectivas ha sido pulverizado, el proceso de personalización ha promovido y encarnado masivamente un valor fundamental, el de la realización personal, el respeto a la singularidad subjetiva, a la personalidad incomparable sean cuales sean por lo demás las nuevas formas de control y de homogeneización que se realizan simultáneamente»1.

El aislamiento generalizado dentro de nuestras propias burbujas nos impide ver y ser vistos, así que en realidad, la preocupación por lo que otros piensen no debería ser un factor tan relevante. La mayoría de las veces no solo pasamos desapercibidos, sino que somos invisibles. El vídeo de Verónica Vicente Una estrategia de la apariencia, pone de manifiesto la indiferencia de la gente frente a su entorno más inmediato. La artista, vestida con un jersey del mismo color que el sitio público donde realiza la performance, se mete literalmente dentro de él y se encuentra con su propia ausencia «ante la monstruosidad del espacio contemporáneo, inmensamente frecuentando y, sin embargo, vacío, impersonal, trágico»2. Las personas que pasan por delante continúan con su trayectoria ensimismados, haciendo gala de la celeridad actual: teléfonos móviles, consumismo, prisa, nadie es capaz de detenerse para echar la vista atrás y reconsiderar un bulto extraño en el pavimento. «Debemos ser conscientes de que en ocasiones no es tanto la invisibilidad del objeto como la ceguera del sujeto»3.

«Con sus grandes y monótonos edificios, la ciudad nos atrapa y nos engulle. No somos nada ni nadie ante los ojos de la gran urbe contemporánea. El monótono gris hormigón se expande por todos los lados y nos hace prácticamente invisibles. La sociedad pierde su sello personal, su identidad; un libro sin portada, una cara sin rostro. Ausentes, dormidos y alienados vivimos obsesionados con el tiempo hasta límites absurdos estructurado en cíclicas rutinas de producción y consumo. Vemos sin mirar, aceptamos sin pensar. Un mismo patrón viste a la multitud; auténticos clones, hermanos gemelos, somos mercancía y objetos fabricados en cadena»4.

Paradójicamente, la discreción es un valor ansiado por muchos frente a la hiper-visibilidad impuesta por las redes sociales de las que en ocasiones es difícil esconderse. Al final, este sistema en el que vivimos también «se parece a esas cápsulas de astronauta de las que habla Roszak, no tanto por la racionalidad y la previsibilidad que inspiran como por el vacío emocional, la ingravidez indiferente en la que se despliegan las operaciones sociales»5.

Nerea Ubieto.

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1 GillesLipovetsky,Laeradelvacío,Barcelona,EdicionesAnagrama,2003,p.7.
2 Extracto sacado de la web de la artista (http://www.veronicavicente.es/vero/).
3 Ana G. Alarcón. Catálogo de El teorema de Maslow, 2016, p. 8.
4 Extracto sacado de la web de la artista.
5 Gilles Lipovetsky. Idem. p. 36.