Si bien la acción performativa es el origen de sus últimos trabajos, no hay que desestimar el acto fotográfico y su variante en forma de video como herramientas fundamentales en las que el sentido compositivo, la centralidad de los puntos de fuga o los juegos de abstracción geométrica adquieren un papel principal en el proceso de materialización de la obra. A través de este marcado preciosismo técnico, la artista se introduce en escenarios muy cuidados donde la hiperestetización del entorno o la absoluta despersonalización del mismo refuerzan en gran medida la carga conceptual de las piezas.
Este ejercicio de reducir al ser humano a un simple objeto inmerso en un contexto caracterizado por el exceso o por la carencia, es una forma de cuestionar cómo nos percibimos dentro de nuestro mundo globalizado, cada vez más homogéneo e impersonal. Por eso, la idea de ausencia, tan característica de nuestro día a día es la que prevalece en la mayoría de las imágenes y la cosificación del cuerpo que Verónica Vicente nos propone termina por convertirse en el reflejo más sincero de la sociedad tragicómica del selfie, los estereotipos y la apariencia.
Sara Blanco